El denominado “grupo ESCPM” (Enterobacter, Serratia, Citrobacter, Providencia, Morganella)
presenta en su codificación cromosómica beta-lactamasas inducibles del tipo
amp-C. En ellos, la sensibilidad in vitro
a cefalosporinas y otros betalactámicos no se corresponde con la eficacia
clínica, pues durante el tratamiento con estos antibióticos pueden
seleccionarse mutantes resistentes que hagan fracasar el tratamiento. El
fracaso terapéutico está bien documentado en las bacteriemias producidas por Enterobacter y tratadas con
cefalosporinas de tercera generación, sensibles según el antibiograma. La
importancia de este hecho sin embargo no está clara en los otros
microorganismos del grupo ni en infecciones menos serias, como las infecciones
urinarias no complicadas.
En la práctica clínica, la cuestión se plantea en el
tratamiento dirigido de infecciones una vez que ya se conoce el microorganismo
causal y es uno de los pertenecientes a este grupo, que aparece en el
antibiograma como sensible a cefalosporinas de tercera generación.
Como norma general se recomienda tratar las infecciones graves
por Enterobacter o cualquiera de los
otros microorganismos del grupo ESCPM con carbapenémicos, quinolonas o
aminoglucósidos, familias de antibióticos que no seleccionan los mutantes
resistentes citados. Se discute si se pueden emplear con seguridad piperacilina-tazobactam,
cefepima o cotrimoxazol; ante la duda, parece prudente emplear alguno de los
antibióticos considerados de primera línea.
La elección entre las distintas opciones terapéuticas para
el tratamiento de las infecciones causadas por Enterobacter u otros microorganismos del grupo ESCPM se basa en el
contexto clínico y epidemiológico y los resultados del antibiograma. Se trata
de una decisión compleja en la que hay que considerar distintos factores, por
lo que no se puede dar una pauta que sea válida en todos los casos; se recomienda para ello la interconsulta con el equipo de sepsis del hospital.
Eduardo Palencia Herrejón
Hospital Universitario Infanta Leonor, Madrid.
© REMI, http://medicina-intensiva.com. Enero 2014.
Enlaces:
- Antibiotic therapy for inducible AmpC beta-lactamase-producing Gram-negative bacilli: what are the alternatives to carbapenems, quinolones and aminoglycosides? Harris PN, Ferguson JK. Int J Antimicrob Agents 2012; 40: 297-305. [PubMed]
- Emergence of antibiotic resistance during therapy for infections caused by Enterobacteriaceae producing AmpC beta-lactamase: implications for antibiotic use. Choi SH, Lee JE, Park SJ, Choi SH, Lee SO, Jeong JY, Kim MN, Woo JH, Kim YS. Antimicrob Agents Chemother 2008; 52: 995-1000. [PubMed]
Creo que la determinación terapeútica, para el empleo de medicaciones específicas, cómo las apuntadas, con antibióterapia de primera línea, debería sopesarse con el conjunto de la flora habitual y siempre, que se pueda, en algunos casos, cabría no obsesionarse con la bacteria diana, si ello va a ir, en detrimento del equilibrio de la flora saprofita y de los beneficios, que la misma pueda conllevar. Dr. F. Hernández Altemir
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